Diente de León (Protección - Babalu Aye)

HIERBA DIENTE DE LEÓN

Las personas utilizamos plantas desde los albores de la humanidad. De maneras varias y para diversos propósitos.
En este caso, os presentamos al Diente de León.
El diente de león es una planta herbácea, perteneciente a la familia de asteráceas, que no suele crecer más de los 35 cm de alto. Sus hojas son profundamente dentadas y forman una roseta en la base desde donde crecen los tallos; éstos acaban en un capítulo floral de color amarillo.
Es originaria de Europa y Asia, aunque en la actualidad se puede encontrar por todo el mundo. Crece con tanta facilidad que es considerada como una mala hierba.
Se utiliza en rituales o trabajos espirituales para protección principalmente, pero también para el crecimiento espiritual y material, inclusive para asuntos legales.
Se dice que nos ayuda a potenciar nuestra capacidad psíquica, y para que surta efecto, la persona debe tener una cierta facultad en esa habilidad. Juega con las facultades de la mente. Llega a generar estados que, por otros medios, no suelen ser muy posibles de alcanzar. Desde antaño, ha sido un vehículo para la invocación de espíritus; siendo sus hojas, ideal para invocar espíritus de la naturaleza; sus flores y semillas, para espíritus del cielo.
Es una hierba eficaz en sanación, y, asociado a su capacidad depurativa y su efecto diurético o purificador, en limpiezas energéticas, eliminar energías tóxicas, o purificar hogares donde sientas que hay negatividad.
Desde la época Victoriana, en el lenguaje de las flores, ha significado amor y esto es lo que simboliza, la bienvenida, felicidad, fidelidad, deseos en tema emocional. Este elemento representa la motivación para el crecimiento personal y ser más felices en nuestros días, puesto que refleja un sentimiento de paz y alegría.
Si lo que deseamos es una historia auténtica, basada en nuestras expectativas, el Diente de León, es capaz de informar sobre el futuro amoroso: si se encontrará una pareja, cuánto durará el amor, si se van a tener hijos y cuántos, etc. Esto se hace soplando el diente de león y viendo cuántas hojas se quedan intactas. Aunque no sólo nos ayuda a averiguar cosas en tema amoroso.
Se dice que es un gran amuleto de la suerte y que, al menos, puede allanarnos el camino para la consecución de nuestros deseos. El diente de león está relacionado con:
* La idea de desunión con lo material y de viaje. Las semillas de esta planta parecen representar perfectamente las fases, los ciclos de vida por cumplir. Esto nos enseña: “para volar y aprovechar cada oportunidad en la vida, tenemos que dejar ir nuestro propio origen, enfrentar lo nuevo y lo desconocido”. Un ejemplo muy gráfico de ello son los tatuajes de estas semillas desprendiéndose y convirtiéndose en siluetas de pájaros, que son un gran símbolo de libertad o nuevos comienzos, o incluso ese deseo, de empezar de cero.
*El símbolo de la infancia y la inocencia.
Portándolo encima, seremos bienvenidos allá donde vayamos.
Puedes utilizarla como ingrediente básico en rituales de protección, de deseos de buena suerte, prosperidad, contra las malas vibras, la necesidad de eliminar lo tóxico en nuestras vidas, etc.
Según la creencia popular, si pensamos en un deseo mientras soplamos sobre la flor seca del diente de león, este puede cumplirse... Hay personas que incluso, ponen reglas tales como cerrar los ojos, repetir el deseo en la mente tantas veces cómo la hora del día que sea, o gritarlo al viento.
En el pasado, el diente de león se usaba en el ramo de la novia para traer suerte, riqueza, al matrimonio, siendo dichoso, armónico y lleno de amor. Con lo cual, regalaba buena suerte y prosperidad.
Ha representado la variación entre día y noche, sol y luna. Esto viene de que, inicialmente, la planta es amarilla y dorada, al igual que el sol. Luego se convierte en una esfera blanca similar a la luna llena.
Durante el medievo, se creía que en su etapa floreciente y de vívido color amarillo, eran símbolo de riqueza y abundancia. Las mujeres solían bordarlas en prendas de ropa infantil en un intento de garantizarles un futuro próspero.
En el libro Commentarii in sex libros pedacii dioscorides, del médico Pier Andrea Mattioli, escrito en el siglo XVI se menciona lo siguiente: “Los magos dicen que si una persona se frota a sí mismo con una flor de siente de león será bienvenido en todas partes y conseguirá lo que desea”.
Scott Cunningham, un escritor de la década de los 80 y 90 reconocido por su propuesta de magia natural como alternativa a la religión, nos dice que debían plantarse al Noroeste de las casas, de modo que el viento esparza sus pétalos hacia nosotros y nos de suerte.
Hay cuentos y leyendas mil sobre esta hierba. Desde que de ella nacieron hadas o que criaturas del bosque convirtieron monedas de oro que tiró un anciano por accidente en su camino, en las flores doradas que conocemos. Y ahora os contaremos unas cuantas:
* Teseo se habría alimentado con 30 días consecutivos de diente de león solo para ser lo suficientemente fuerte como para luchar y derrotar al Minotauro. Aunque, por otra parte, se cuenta, que Teseo recibió un regalo especial por parte de la Diosa Hécate, luego de haber derrotado al Minotauro. Este regalo consistía en una ensalada de verduras a base de dientes de león. Se dice que esta planta simboliza fuerza, esperanza y confianza.
* “Una vez, un viejo solitario se encontró con una olla llena de monedas a los pies de un arcoíris. Era mucha cantidad para gastarlo él solo pero no quería compartir ese tesoro con nadie, ya que era avaro y egoísta. Por ello, al llegar a casa metió las monedas en un saco y se lo llevó consigo para pensar en un buen lugar para esconderlas, al recordar un lugar perfecto para su escondite, se relajó y se quedó dormido. En ese preciso momento, un hambriento ratón salió de su escondite y comenzó a mordisquear dicho saco, haciéndole varios agujeros, esperando encontrar un festín, pero desilusionado por las monedas se fue a la cocina. A la mañana siente, el viejo solitario se levantó temprano, con la ilusión de esconder esas monedas en un lugar difícil de encontrar, atravesando campo y bosque. Al llegar a su destino, descubrió que había perdido bastantes monedas. Frustrado y lleno de rabia el anciano escondió lo que quedaba de oro bajo tierra y se devolvió sobre sus pasos, inclinado para recuperar las monedas caídas. Mientras buscaba las que faltaban, los duendes que habitaban en el bosque, habían hecho crecer dientes de león, en un intento de compartir con el mundo, la alegría del tesoro del anciano. Rápidamente se corrió la voz, y todo el pueblo salió en busca de esta planta mágica y, tal como habían previsto, quienes pasaban por allí se quedaban admirados de la belleza de las flores, incluso cuando se secaron, las soplaban llenándose de alegría y repartían ese mismo júbilo a los demás, una vez que aparecían nuevas flores, de las semillas esparcidas.
*Una leyenda irlandesa, cuenta que el diente de león es la morada de las hadas, ya que eran libres de moverse en los prados. Cuando la tierra estaba habitada por gnomos, elfos y hadas, estas criaturas vivían libremente en la naturaleza, pero la llegada del hombre los obligó a refugiarse en el bosque. Las hadas tenían ropas demasiado llamativas para poder camuflarse en sus alrededores y, por esta razón, se vieron obligados a convertirse en dientes de león.
* Otra versión de la leyenda nórdica europea, cuenta que las flores de dientes de león en realidad son hadas disfrazadas. La leyenda dice que antes de la llegada del ser humano, las hadas y los duendes vivían en perfecta paz y armonía, sin embargo, con la llegada de las grandes criaturas sin magia, las hadas comenzaron a ser pisoteadas por estos seres que no podían verlas. Es así como deciden disfrazarse con pétalos dorados y posarse sobre el tallo del diente de león. Con su forma y color llamativos evitaron casi siempre ser pisadas, pero aun cuando son aplastadas, sus pétalos se retraen para protegerse y luego se regeneran con rápidas gracias a los poderes curativos del hada que esconde dentro.
*Los indígenas nativo americanos, contaban que el viento del Sur se había enamorado de una doncella de cabellos dorados muy hermosa, sin embargo era demasiado perezoso para cortejarla y solo la observaba todos los días mientras ella olía las flores bajo la sombra de un árbol. Esperó tanto ser correspondido, que un día notó que los cabellos dorados de la mujer se habían tornado grises. Al principio pensó que se trataba de una cubierta de escarcha de hielo puesta por el tramposo viento del norte. Pero luego se dio cuenta de que la joven había envejecido y así se había perdido la oportunidad de amar. Cuando la mujer murió el gran espíritu transformó su cuerpo en una flor de diente de león.
* Otra leyenda similar, cuenta que, una mujer de cabellos dorados se enamoró perdidamente del Sol, rechazó a todos sus pretendientes esperando que algún día éste la amara. Al envejecer su tristeza la hizo demasiado frágil, tanto que se la llevó el Viento. Fue entonces cuando el Sol se dio cuenta de lo cruel que había sido al no prestarle atención y que ya no podía hacer nada para que regresara. Así fue como el Gran Espíritu se compadeció de la mujer y convirtió sus cabellos encanecidos en semillas que luego se transformaron en las bellas flores de diente de león en vívido reflejo del sol que la había rechazado.

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